Arte en el pasado, presente y posible futuro.

En esta primera entrada del blog, comenzaré por contaros mi autobiografía artística, es decir, mi paso y experiencia con el arte o la expresión plástica, que llamamos en la escuela.

Desde pequeña, en Educación Infantil, asistía a una escuela en Madrid donde se realizaban multitud de tareas artísticas: manualidades con distintos materiales, dibujos, obras de teatro, pequeños bailes... Todas esas manualidades tenían un fin. Muchas de ellas, solíamos prepararlas en días como "El día del Padre/Madre", en Navidad, en el día de la Paz, en Semana Santa,... para, posteriormente, regalárselas a nuestros padres, amigos, familia, etc. Creo que todas esas actividades estaban muy bien pensadas, porque nos permitían a nosotros, como alumnos, mostrar nuestra personalidad a través de la expresión artística y plástica. A la vez, nos facilitaban unas pautas para hacerlo, y con ellas también trabajábamos otras habilidades como la creatividad y la inteligencia. Este tipo de actividades también las realicé en el colegio al que pasé en Educación Primaria, esta vez en Salamanca.

Pienso que ejercitando esas pequeñas cosas desde pequeño, se puede llegar a tener un gran gusto por el arte. Además, todos sabemos que todos los niños son artistas y el problema viene crecen, ya que no todos deciden seguir siendo artistas.

La verdad es que yo no tuve ese problema inicialmente, ya que los factores de la cultura en los que yo me he educado (familia, escuela, entorno, ciudad...) eran bastante favorables para que yo siguiera educándome artísticamente. Una vez acabada la etapa de Educación Primaria, seguí en el mismo colegio, esta vez en Educación Secundaria viviendo experiencias de ejercicios ya más elaborados en expresión plástica, tales como dibujo a lápiz con sombras para dar volumen, la utilización de acuarelas y otro tipo de pinturas, técnicas como el puntillismo, etc.

En el curso de 4º de la ESO, mis padres quisieron apuntarme a "Pintura" y estuve un año en una academia al lado de mi colegio, en la que practicaba todo eso que nos enseñaban en clase, para perfeccionarlo y porque al acabar la ESO, quería estudiar el Bachillerato de Artes en la 'Escuela de Bellas Artes' de Salamanca. Ese paso por la academia de pintura me sirvió mucho para tener nociones sobre el dibujo y la pintura de manera más profesional, para expresarme mejor a través de la misma y para saber valorar mejor muchas obras artísticas.

A continuación os dejo una de las obras que pude realizar en clase en el Bachillerato de Artes, muy similar a las que solía realizar en la academia a la que asistía.

Por otro lado, mis ideales de lo que viene siendo un buen profesor en expresión plástica es aquel que mantiene libre la mente del alumno, es decir, aquel que no lo cohibe para hacer lo que él sienta. También pienso que debe ser alguien que motive al alumno en todo momento, que le de nociones de lo que es el arte y crea plenamente en sus posibilidades, porque un niño no suele tener miedo a equivocarse, pero si el profesor le condiciona y le presiona, puede llegar a avergonzarse de sus errores. Está bien hacer saber al niño lo que hace mal, pero siempre motivándole para que la próxima vez lo haga lo mejor que pueda, a través, por ejemplo del refuerzo positivo, y no negativo; para que así el niño pueda, posteriormente, hacer un análisis crítico y positivo de sus obras.

En cuanto a un ideal de alumno, no creo que exista el alumno ideal, ya que cada niño es diferente y cada cual tiene unas cualidades diferentes al resto. Creo que mientras un alumno tenga interés y gusto por lo que está haciendo, sobra lo demás. El arte nace en la mente, y eso es lo más importante.

La enseñanza ideal sería una enseñanza en la que se ofrecieran todo tipo de oportunidades, abarcando una gran diversidad de conocimientos, tanto culturales como artísticos, e interdisciplinarios, ya que la expresión artística se puede trabajar en otras muchas materias, y muchas veces se da pie al aprendizaje significativo a través del arte.

Para llegar a ser un buen profesor o el ideal de profesor que yo tengo en mi cabeza, optaría por ser de la manera que he explicado anteriormente, alguien dispuesto y abierto a todo tipo de invenciones por parte de los alumnos, aceptando cada característica y viéndola como una riqueza más en el aula.

Las condiciones necesarias para cumplir mis ideales serían una organización o escuela inclusiva, en la que se trabajase y tratase por igual a todos los alumnos, un entorno con familias cercanas y comprometidas con sus hijos y con la escuela, a la vez que unos profesores que se involucraran en todas las actividades que se proponen en el ámbito artístico y educativo en general.

¡Nos vemos en la próxima entrada!